(Enero 2012) „Quizá tengo algo de artista, sí“, dice Oliver Hurst, tras nuestra insistencia en saber cómo ha logrado llevar a cabo su proyecto, „pero, de hecho, el elefante ya estaba dentro de la piedra.“
Oliver Hurst es un cantero inglés que ha creado una cabeza de elefante de unos 4 metros de alto a partir de una roca natural. Y lo ha hecho a mano alzada, sin planificación previa y sin grandes investigaciones, como por ejemplo la apariencia que tiene la piel de estos animales. „Busqué un poco en google y tuve claro muy pronto cómo tenía que empezar“.
Pero hay que contar la historia previa al proyecto.
En el condado de Yorkshire se encuentra una escarpada pared de piedra caliza a cuyos pies fluye el un río. Antiguamente, se encontraba allí un molino que utilizaba la roca como pared posterior. Este antiguo edificio de 5,5 plantas acogió hace cuatro años a un nuevo propietario con un carácter algo excéntrico, pero absolutamente enamorado del molino y dispuesto a invertir mucho dinero en su modernización.
Entre las novedades se encontraba la instalación de una piscina y, al ver que para colocarla tendrían que aplanar una pared de piedra sobresaliente, el propietario paró los trabajos de repente: el saliente de piedra, que tendría que haberse eliminado, le había recordado a un elefante. Y quería ver su imagen ahí.
El proyecto se quedó en eso durante algún tiempo, puesto que no se encontraba a nadie que pudiera labrar la figura del animal en la piedra.
El boca a boca en Yorkshire surgió su efecto y así apareció el cantero Oliver Hurst. Tras dibujar algunas líneas en la piedra („Más tarde surgió todo de forma distinta“, dice) consiguió convencer al propietario. De todas formas, él ya veía la figura del elefante en la piedra.
Hurst se puso manos a la obra. El reto no fue tanto poder dar forma a los detalles, sino el hecho de trabajar en una piedra en la naturaleza. „Nos encontramos como capas extremadamente duras junto a otras zonas muy blandas“, explica Hurst, „así que había que tener mucho cuidado con cada golpe de martillo.“
Hurst trabajó durante 12 meses en el elefante. „Mientras tanto, ya había pensado en la forma de corregir pequeños errores con resina en caso de accidente“, admite, „pero todo salió bien“.
Por desgracia, el propietario de la casa falleció antes de que se acabara el proyecto. No obstante, la familia permitió que se finalizase, en honor a su memoria. Pero el cachorro de elefante que debía colocarse a los pies de la figura principal no llegó a realizarse.
Hurst colocó una placa a un lado con la inscripción „Vir Magnus in Memoria“ (En memoria de un gran hombre). Debajo, la firma de Hurst en piedra arenisca. Por cierto, los colmillos son de fibra de vidrio.
Fotos: Oliver Hurst