(Enero 2014) Las joyas de cristal de Murando acarician la piel, se suele decir en los folletos publicitarios de los fabricantes. En su colección „Osmosi“ (Osmosis) el diseñador Emmanuel Babled hace que el cristal se adhiera al mármol, lo que tiene que ver con el proceso de fabricación de los objetos. Primero, el vidrio es soplado a mano, después es escaneado y, más tarde, se corta el correspondiente negativo en piedra.
De esta forma, ambas piezas encajan al 100% y se mantienen juntas sin necesidad de pegamento o atornillado. De ello se encarga también el propio peso del cristal de Murano que, a diferencia de lo que suele ser habitual en este material, no es una filigrana sino una pieza gruesa. Y la piedra, en cualquier caso, también es pesada.
La impresión de que un material se apoya en el otro se ve reforzada por el diseño de la pieza, que juega con las fronteras de lo posible: la pieza de vidrio está anclada de forma tan exacta en la piedra que no existen sobreposiciones, y el cristal puede ser extraído del conjunto sin mucho esfuerzo.
En consecuencia, puesto que cada pieza de vidrio está fabricada a mano, cada pieza de la colección Osmosi es única. En el material para la prensa, el diseñador compara ésto con el cuento de la Cenicienta, en el que el zapato perdido sólo encaja en el pie de la pobre chica y no en los de sus malvadas hermanastras.
Una pequeña variante se presenta en las lámparas, donde la bola de cristal está atornillada a la piedra.
Las piezas de cristal las fabrica Venini Furnace, en Murano, al norte de Venecia. Los trabajos en piedra los realiza la empresa Testi Fratelli, cerca de Verona. Se pueden utilizar diversos tipos de piedra natural.
Emmanuel Babled nació en Francia y estudió en el Istituto Europeo di Design, en Milán. Desde hace algunas años, vive en Amsterdam, donde tiene también su estudio Babled & Co.
Fotos: Nicole Marnati