La escultora hace que el espectador se plantee una pregunta a través de los ojos, y la conteste con el cerebro
Muchas de las esculturas de Rosa Brunner son juegos de adivinanzas para nuestra percepción. La escultora alemana toma, por ejemplo, las nubes en el cielo y las convierte en mármol: en primer lugar, uno se pregunta qué es esa escultura. Después, la experiencia y el saber en nuestro cerebro sugieren que pueden ser nubes, y el ojo vuelve a observar la escultura… hasta que el espectador finalmente, quizá con la ayuda del título, llega a una conclusión.
Por cierto, Rosa Brunner había modelado las nubes primero con arcilla. Al fin y al cabo, y lo sabemos desde nuestro primer viaje en avión, estos elementos en el cielo no tienen una forma fija, sino que se trata de remolinos de vapor de agua.
Otras obras de Rosa Brunner juegan también durante un rato con la mente del espectador.
„Gummihandschuhe“ (guantes de goma), por ejemplo, pone a prueba los conocimientos y la experiencia del cerebro tras la primera mirada, y hace que uno se pregunte si semejante objeto se puede llevar a cabo en una falsificación material tan perfecta.
Otra obra que resulta sorprendente, de una forma completamente distinta, es „Meeresfrüchte” (frutos de mar) que parecen salir del agua.
O en el friso de cinco piezas „Bauzaun” (valla). La idea surgió cuando la calle frente a la casa de Rosa Brunner fue levantada. Más tarde, eligió como material para sus relieves la roca arenisca roja local, que se encuentra a menudo en las aceras de su ciudad.
Rosa Brunner completó su formación como cantera en la catedral de Bamberg, a la que siguieron estudios universitarios en escultura, además de escenografía. Ella misma imparte clases desde hace algunos años en varias universidades. Su taller se encuentra en Bamberg, de donde procede.
Rosa Brunner (alemán)
(07.10.2016)