(Agosto 2011) La mayoría de las ciudades, cuando se trata de crear zonas peatonales, colocan un par de macetas y unos bancos. En Sheffield, Gran Bretaña, han pensado en algo distinto. La Tudor Square de la localidad, tras una renovación, se ha convertido en un agradable punto de encuentro para los ciudadanos.
El centro de la plaza lo componen 10 jardineras de piedra. En su interior crecen árboles y hierba. En sus bordes se encuentran bancos o extensiones, en las que los visitantes pueden aposentarse. El diseño fue realizado por el artista Stephen Broadbent.
La producción de las islas, las más grandes con un radio de 10 m, representó un desafío especial puesto que sólo se disponía de bloques sin elaborar de máximo 2 metros. Además, cada parte de la isla debía estar equilibrada para resultar estable sin necesidad de soportes.
Por último, las superficies de piedra están cubiertas con líneas onduladas y diversos motivos, que otorgan un cierta ligereza al conjunto.
Con la colaboración del National Conservation Center (NCC), de Liverpool, el artista se decidió por una via poco usual: hizo construir modelos de las islas en arcilla a escala 1:10. Estos fueron a su vez escaneados y convertidos en imágenes digitales en 3-D. Mediante este procedimiento, no sólo consiguió mantener los costes dentro de unos límites, sino que hizo posible también la localización y el rediseño de los puntos débiles de las islas, aquellos en los que el uso continuado o la entrada de agua podría afectar al material.
Las dificultades se hicieron evidentes cuando los modelos de arcilla se aumentaron 10 veces mediante el ordenador, mostrando cada pequeña grieta. La solución consistió en un proceso adicional mediante el cual se alisó de forma virtual la superficie de las estructuras artísticas.
La elaboración definitiva de la piedra mediante robots se llevó a cabo en la cantera Johnsons Wellfield Quarry, la misma empresa que proporcionó la piedra. Para proteger las islas del uso continuado, recibieron un tratamiento anti-graffiti. Por último, se colocaron los asientos de madera.
El conjunto del proyecto costó 4,1 millones de libras y se inició en 2008. La inauguración tuvo lugar en mayo de 2010. Todos los implicados se deshacen en elogios sobre la cooperación mutua.
Myers Group Johnsons Wellfield Quarries
La Annette Thommessens Plass (Plaza de Annette Thommessens), en Oslo, grita su nombre en todas las direcciones. Es decir: a lo largo de la muy transitada calle y de los carriles el tranvía se encuentra un muro de granito en el que se han grabado las letras del nombre de la plaza con una altura de 1 m. Reproducen el nombre de la activista noruega por el derecho de asilo para los refugiados. Como presidenta de la organización de ayuda al refugiado NOAS, luchó por una sociedad multicultural. Este tipo de actividades se suelen calificar de „coloristas“. No obstante, no hay en la plaza ninguna referencia óptica a este adjetivo.
Los encargados de diseñar la plaza, cercana a la estación principal y punto de paso entre el centro y el barrio portuario, fueron los arquitectos paisajistas de Bjørbekk & Lindheim Landskapsarkitekter. El desafío consistió en otorgar un rostro reconocible a una zona con gran afluencia de peatones, y conseguir un lugar de recreo tanto para los paseantes como para los empleados de los edificios de oficinas cercanos.
Como muestran las imágenes, los planificadores han conseguido su objetivo. Uno de los elementos identificativos de la plaza es el pavimento: los diversos espacios funcionales se señalaron cada uno con un suelo distinto. Por ejemplo, las superficies para las terrazas de los cafés se cubrieron con granito oscuro. Para los accesos al puente peatonal, que se situa a lo largo de las fachadas alrededor de la plaza, se utilizó piedra de color claro. El granito utilizado es de procedencia china y fue proporcionado por la empresa Jogra.
No sólo la superficie verde, con su diseño redondeado, invita a sentarse. También llaman la atención los bancos integrados en el muro de granito y que sirven como zonas de reposo. Las superficies angulares que dibuja la piedra en el suelo de la plaza, son toda una invitación a pasear y relajarse.
Bjørbekk & Lindheim Landskapsarkitekter
Fotos: Bjørbekk & Lindheim Landskapsarkitekter
En el centro de Berlín se ha finalizado hace poco la reconstrucción de la Schinkelplatz (Plaza Schinkel), que hace honor al arquitecto prusiano Karl Friedrich Schinkel (1781-1841). Llama la atención el suelo de mosaico compuesto de pequeñas piedras. Tampoco se puede ignorar el banco de granito rojo sueco Bohus Red, con una elaborada decoración. El diseño de la plaza con monumentos, fuentes y plantas es un ejemplo típico de las llamadas „plazas joya“, antiguamente tan populares en Berlín.