Stone Stories: Cuando la piedra engaña

(Diciembre 2011) En la localidad inglesa de Dartford se encuentra el muro de piedra probablemente más caro del mundo, realizado con un material muy barato, según escribe el geólogo y escritor David B. Williams en su blog. Se trata de una curiosa historia del s. XVI, que muestra el desperdicio de una gran inversión y la visión del mundo que tenían los alquimistas:

En 1576, un tal Sir Martin Frobisher había navegado hasta el Nuevo Mundo, mejor dicho, hasta el norte de Canadá. Desde allí, se trajo una llamativa piedra negra que acabó en manos de uno de sus compañeros de viaje, cuya esposa tiró la piedra al fuego, quizá porque pensó que era carbón.

En el fuego, la piedra empezó a coger una tonalidad dorada y a brillar…

El entusiasmo de los presentes debió ser enorme, ya que, según se pensaba en esa época, esa reacción sólo podía significar que el material contenía oro: según la alquimia, el color de un material da la información exacta sobre su contenido y origen, es decir, si algo brilla como el oro sólo puede ser porque contiene oro.

La piedra de Canadá fue sometida a diversas pruebas, pero no se obtuvo ningún resultado que confirmase que contenía oro. Finalmente, se decidió encargar otro análisis a un „experto“ de Venecia, que determinó en el año 1577 que la piedra sí contenía oro. Desde el punto de vista científico actual, resulta curiosa su argumentación: „Bisogna sapere adulare la natura“ (Hay que saber cómo adular a la naturaleza). Tras ella se encuentra el mundo de la alquimia.

Según esa visión del mundo, en la materia, que hoy se considera un elemento inerte, residían diversos seres que, a veces, no querrían que los humanos supieran lo que hacían. En esos casos, utilizarían trucos para ocultar el metal precioso de forma que los buscadores o los mineros no lo pudieran encontrar.

Los alquimistas estaban seguros de que algo así era realmente posible. Al fin y al cabo, los antiguos habían escrito sobre ello. En un pasado lejano, los mineros habían encontrado un material plateado. Los alquimistas lo cocieron, destilaron y le aplicaron diversos métodos, pero al final siembre desaparecía el brillo plateado, lo que sólo podía significar que los duendecillos de las montañas habían interferido. El nombre que se daba a estos seres era „Níquel“, y aún es el nombre que se le da a ese metal.

Y lo mismo sucede con el cobalto, que también presenta un brillo plateado. Después de someterlo al calor, ese brillo desaparece y es sustituido por un hedor insoportable. Señal inequívoca, según los alquimistas, de la intervención de un duende („Kobold“ en alemán).

Pero los alquimistas más experimentados eran capaces de adular y engañar a estos seres. El veneciano venía a decir en su informe que había conseguido sonsacar a los duendes.

Tras este resultado, se enviaron a toda prisa expediciones desde Dartford a Canadá, que volvieron a Inglaterra con barcos cargados con más de 1000 t de este material.

En total, según valores actuales, se gastaron unos 4 millones de libras esterlinas (~ 4,67 millones de €; ~ 6,32 millones de US$). Al final, no habían transportado más que una inmensa cantidad de gneis corriente, parte del cual aún se puede ver en un muro que se erigió en 1579 y que mostramos en las imágenes.

Stone-Ideas.com desea a sus lectores mejores negocios y, en general, un feliz año 2012.

Blog „Geology Writer“ de David B. Williams

El próximo proyecto de Williams es un libro sobre los montículos de piedras („cairns“) en el paisaje.