(Marzo 2012) La idea se le ocurrió en un vuelo, dice, mientras leía un artículo sobre relojes de sol, y se encaprichó con el tema. Eso fue en 2009 y, desde entonces, Paolo Ficara ha creado una empresa que fabrica este tipo de relojes. De hecho, es arquitecto de formación, pero eso complementa bien con su nueva pasión. Para que un reloj de sol resulte decorativo y funcione al mismo tiempo, hay que saber calcular muy bien y tener buenos conocimientos de diseño.
La empresa, en la que también participa su mujer, Andrea von Harnack, se llama Equinox Italia y tiene sede en Sicilia, cerca de Siracusa. En los alrededores, y en otros lugares en Italia, Ficara ha instalado ya algunos relojes. Recientemente, combinaciones de reloj de sol y fuente; anteriormente, ejemplares en casas privadas o edificios públicos.
También lleva a cabo ideas más originales, como un modelo en el que los paseantes cumplen la función de puntero con su propia sombra.
La piedra es un material especialmente adecuado para objetos que muestran el paso del tiempo, dice Ficara, ya que representa la longevidad y la robustez y ofrece una gran variedad de colores y texturas. El papel de Ficara en la fabricación de los relojes se limita a los cálculos, el borrador y la elección de los materiales. La fabricación en sí la lleva a cabo una empresa especializada.
Hace un tiempo, presentamos el trabajo del escultor austríaco Arnold Reinthaler, que también se ocupa de la representación del tiempo:
